Con las zanahorias está más que justificada la frase de que para gustos, los colores. Aunque estamos habituados a las clásicas zanahorias naranjas de toda la vida, existen variedades de estas hortalizas en una amplia gama cromática. Fueron los holandeses los que, a base de modificaciones, dieron con el ya extendido color que rinde tributo a su bandera. Sin embargo, hay versiones originales y ricas como la zanahoria morá , que introdujeron los árabes hace más de mil años. Con una tonalidad cercana a la remolacha, es típica de Cuevas Bajas, al norte de Málaga, donde su recogida se celebra a finales de año con una gran fiesta en el pueblo y donde se ha recuperado su cultivo en los últimos años. En España hay otras regiones donde se produce, pero en ningún sitio adquiere un tamaño como en Cuevas Bajas, donde alcanza fácilmente los 30 centímetros de largo y el kilo de peso, por la gran humedad de las tierras locales al paso del Genil, río con origen en Sierra Nevada. La morá es ligeramente más amarga que la versión naranja y es un gustazo a la plancha en rodajas acompañadas simplemente de sal y aceite. Completa perfectamente cualquier plato de verdura, se puede tomar en ensalada, frita o en jugo; y en crema es una delicia. Ahora también se puede tomar en formato snack deshidratada y textura crujiente.
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